“Let your eyes enjoy” llega a Guinea Conakry para mejorar la salud visual
Una expedición de la Fundación Ruta de la Luz, que realiza revisiones ópticas a personas sin recursos y dona gafas nuevas y adaptadas de manera gratuita por todo el mundo, Equatorial Coca-Cola Bottling Company (ECCBC), que como contraparte sobre el terreno asume la logística de las expediciones, y de la Fundación Elena Barraquer, una organización sin ánimo de lucro con la misión de “devolver la vista al mayor número de personas” ha extendido ‘Let your eyes enjoy’ a Guinea Conakry.
El proyecto, basado en un modelo de asociación ‘Golden Triangle’, que busca las sinergias y aprovecha las fortalezas con las que cuentan las tres entidades, ha devuelto la vista mediante cirugía, principalmente de cataratas, a un total de 1.600 personas y ha entregado 750 gafas nuevas a niños y niñas del archipiélago de Cabo Verde.
Esta expedición multidisciplinar ha estado integrada por dos ópticos-optometristas de la Ruta de la Luz, oftalmólogos y otros profesionales sanitarios, que se instalaron en el Hospital Flamboyants de Conakry, la capital del estado, extendiendo así ‘Let your eyes enjoy’ a un nuevo país. Allí, el equipo oftalmológico llevó a cabo 227 operaciones de cataratas, mientras que el óptico-optométrico revisó la vista de 560 personas. Todas aquellas que necesitan gafas (280), las recibirán nuevas una vez sean fabricadas y ensambladas, ex profeso para su caso, en los talleres solidarios de la Fundación Cione Ruta de la Luz en España. Además, los profesionales de la salud visual entregaron otras 82 gafas premontadas, que cubrían los defectos refractivos más habituales.
Para la óptico-optometrista Edurne Erquicia, voluntaria de la Fundación Cione Ruta de la Luz, era su primera experiencia en materia de cooperación. Con dos calificativos, sencillos y sinceros, definía esta experiencia que ha dejado una huella imborrable en su interior: emocionante y bonita. “Emocionante por la gratitud recibida de cada una de las personas revisadas, una gratitud sincera y profunda que me hizo sentir una felicidad inmensa”, explica sobre el efecto inmediato que tuvo su implicación en el proyecto. Ahora que ha pasado un tiempo y la vivencia le ha dejado su poso, “queda una sensación duradera y constante, que se mantiene en lo máximo desde que te levantas hasta que te acuestas. Yo diría que hasta durmiendo sientes la felicidad. Es lo más bonito que yo he hecho nunca, difícil de comparar con nada”. El otro voluntario de la Ruta de la Luz, Marcelo García, afirma que ayudar con el ejercicio de su profesión “le da sentido a la decisión de haber estudiado optometría, te sacude el alma, te hace sentir que estas más vivo que nunca, y que haces algo con el egoísmo más refinado y útil, que es el sentirse bien ayudando a los demás”.
De forma previa al inicio de la labor de la expedición, Equatorial Coca-Cola Bottling Company había puesto en marcha una campaña promocional, en radio y televisión, para anunciar su llegada y llegar así al mayor número de personas posible. Cuanto aterrizó la expedición, quedó habilitada en el hospital un área de Oftalmología donde se llevaban a cabo las revisiones médicas, las anestesias y las operaciones de cataratas. En parecidas condiciones quedaba abierta el área de Optometría, en una sala de espera y una habitación para revisar visualmente a las personas que llegaban con defectos refractivos sin corregir.
Según los resultados obtenidos en las revisiones ópticas realizadas a 560 pacientes, en general, y en materia de problemas visuales, la prevalencia de hipermetropía en Guinea Conakry es mayor que la de la miopía, “quizá porque allí no es tan necesaria la vista de cerca”, explica Edurne. El astigmatismo no tiene una incidencia especial y, en general, los trastornos de los que se quejaban los pacientes eran la fotofobia y la sequedad ocular ligados directamente al clima. En cuanto a las patologías, una de las más habituales era la catarata, congénita, traumática y ligada a la edad. Igualmente los voluntarios encontraron casos de glaucoma, en muchos casos congénitos, y en otros, en adultos con presiones intraoculares altas que les llegaban a producir dolor. Por último, encontraron también pacientes con conjuntivitis no tratadas y Pterigion, que llegaban a invadir la córnea.